La cita era en el mítico estadio Luna Park, lugar que vio brillar a los mejores boxeadores argentinos. Pero en esta oportunidad los que iban a subirse al ring no eran grandes deportistas, sino cinco tipos oriundos de Nueva York que llegaban a nuestro país para saciar la sed de metal de unas ocho mil almas.
Pasadas las nueve de la noche, las luces del estadio de la calle Corrientes se apagaron y para el delirio de la gente, Dream Theater salió al escenario. El virtuosismo de Petrucci, el carisma de Portnoy, los dedos mágicos de Ruddes y de Myung, y la infalible voz de LaBrie hicieron del show de Theater un espectáculo para el recuerdo.
Pasadas las nueve de la noche, las luces del estadio de la calle Corrientes se apagaron y para el delirio de la gente, Dream Theater salió al escenario. El virtuosismo de Petrucci, el carisma de Portnoy, los dedos mágicos de Ruddes y de Myung, y la infalible voz de LaBrie hicieron del show de Theater un espectáculo para el recuerdo.
Durante la hora y cuarenta y cinco minutos que tocaron (casi sin parar), repasaron varios momentos de sus 25 años, pero sin duda el gran centro de atención se lo llevó Black Clouds and Silver Linings, la última placa editada por el grupo a mediados del 2009. A Nightmare To Remember, seguida por A Rite of Passage, fue uno de los momentos más festejados de la noche por un público metalero fiel que repitió de memoria cada una de las estrofas de los temas.
En la mitad de la noche, el sonido de la guitarra eléctrica de Petrucci se transformó en el de una criolla y así dio inicio a Hollow Years, la balada de Falling Into Infinity, que James cantó sentado en una banqueta bajando (por lo menos por un rato) la adrenalina del público. No faltaron los encendedores, los ceulares prendidos y los coros interminables al ritmo de “Carry me to the shoreline…”.
Prophets of War, The Dance of Eternity y The Count of Tuscany fueron algunos de los temas que sonaron en la parte final del show y demostraron la calidad musical de la banda. Seguramente en muchos todavía resuenan los mágicos golpes de batería de Portnoy, que cautivó al público con su simpatía y calidez. Tampoco podrán olvidarse los interminables solos de la mano de Petrucci que hicieron delirar a la gente más de una vez. Por eso es que el recital de Dream Theater quedará en nuestra memoria, por lo menos hasta que los neoyorquinos decidan visitarnos de nuevo y vuelvan a transmitir su inmensa energía a un público que cada vez los hace sentir más locales.
En la mitad de la noche, el sonido de la guitarra eléctrica de Petrucci se transformó en el de una criolla y así dio inicio a Hollow Years, la balada de Falling Into Infinity, que James cantó sentado en una banqueta bajando (por lo menos por un rato) la adrenalina del público. No faltaron los encendedores, los ceulares prendidos y los coros interminables al ritmo de “Carry me to the shoreline…”.
Prophets of War, The Dance of Eternity y The Count of Tuscany fueron algunos de los temas que sonaron en la parte final del show y demostraron la calidad musical de la banda. Seguramente en muchos todavía resuenan los mágicos golpes de batería de Portnoy, que cautivó al público con su simpatía y calidez. Tampoco podrán olvidarse los interminables solos de la mano de Petrucci que hicieron delirar a la gente más de una vez. Por eso es que el recital de Dream Theater quedará en nuestra memoria, por lo menos hasta que los neoyorquinos decidan visitarnos de nuevo y vuelvan a transmitir su inmensa energía a un público que cada vez los hace sentir más locales.
Setlist:
- A Nightmare To Remember
- A Rite Of Passage
- Hollow Years
- Jordan Ruddes Keyboard Solo
- Prophets of War
- The Dance of Eternity
- One Last Time
- The Spirit Carries On
- In The Name Of God
- The Count Of Tuscany
1 comentarios:
Dream Theater es una de mis bandas preferidas. Gracias por acordarte de ellos.
Publicar un comentario