viernes, 18 de diciembre de 2009

El Infierno Estuvo Encantador! AC/DC en Argentina - 2/12/2009

A la hora señalada, ni un minuto más ni uno menos, se apagaron las luces del estadio y de las cuatro enormes pantallas apareció un tren corriendo a toda velocidad fogoneado por una caricatura de un Angus Young detonado que enloquece con la presencia de dos hermosas señoritas que lo seducen y luego reducen con el objetivo de frenar esa máquina que no podrá ser detenida y que se incrustará justo en el medio del escenario. En ese preciso instante, Angus apareció en el inicio de la gigantesca pasarela para dar comienzo al show con los primeros acordes de Rock 'n' Roll Train.

Había llegado el momento tan esperado. Después de trece años AC/DC desembarcaba en Argentina con la excusa de presentar su Black Ice Tour, ahora sólo quedaba entregarse al rock y disfrutar de una de las mejores bandas de todos los tiempos. Y así ocurrió. Porque todas las expectativas que había con el show se cumplieron y con creces.

Fueron diecinueve temas en dos horas exactas de recital que tuvo apenas cuatro canciones de su último disco (la mencionada Rock 'n' Roll Train, Big Jack, Black Ice y War Machine) intercalados con un vendaval de clásicos inoxidables, de esos que estremecen y te ponen la piel de gallina al escuchar el riff inicial.


Riffs que por lo general salen disparados de la guitarra de ese pequeño gigante llamado Angus Young, que con su clásica vestimenta escolar y su estilo endemoniado e hiperquinético acapara todas las miradas y deslumbra con la velocidad de sus dedos para ejecutar los solos. Como lo hizo en la interminable y estupenda versión de Let There Be Rock, primero haciendo lo suyo en el extremo de la pasarela, mientras ésta se elevaba y explotaban bombas de papelitos y apareciendo luego en el centro del escenario, sobre una tarima, que terminó con su guitarra dialogando con la gente.

Impecable también Brian Johnson, con su chaleco y boina habitual, demostrando que su voz de sierra eléctrica está intacta y aunque él diga que esta será su última gira, a juzgar por lo visto esa noche, tiene cuerda para rato. Muy preciso cantando y sin escatimar energías a la hora de bailar y correr de lado a lado el escenario.

Mencionamos a ellos dos y sería injusto pasar por alto a Malcom, Cliff Williams y Phil Rudd, más sobrios y estáticos, pero no por eso menos importantes, capaces de llevar por los carriles indicados la locomotora AC/DC mientras Angus y Johnson se encargan de la parafernalia del show.


El final luego de un breve parate, primero con Highway to Hell (Angus apareció de abajo del escenario) y For Those About To Rock (We Salute You) con doce cañones explotando a la vez, marcaron el cierre de un show estupendo, que en ningún momento bajó la intensidad y que seguramente quedará guardado en la retina y el corazón de las 66 mil personas que asistieron al estadio de River.

En dos horas de show y a través de una lista de 19 canciones que no se modificó en todo el tour, arribamos a la conclusión: el día que Angus cuelgue la Gibson SG y nos deje para siempre sin las revolcadas a lo Curly; cuando el hermano Malcolm se canse de ser el corazón rítmico de la banda (¡cuánto rock en esa cara, señores!) y los efectivos y sobrios Cliff Williams y Phil Rudd dejen de tirar paredes, nosotros habremos perdido algo para siempre, y el rock and roll deberá replantearse sus próximos veinte años.


Porque muy pocas bandas pueden lograr -en la era del iPod y los discos que se descargan por celular- que sesenta mil personas revoleen sus remeras al ritmo etílico de un blues monocorde como The Jack, y tan sólo un puñado puede dejarnos conmovidos y con la piel erizada con himnos eléctricos sin fecha de vencimiento como Back In Black, Whole Lotta Rosie, T.N.T., Dirty Deeds Done Dirt Cheap, Dog Eat Dog y Let There Be Rock, por nombrar algunos.

Amiguitos, la esencia de AC/DC no está en la locomotora, ni en las pantallas, ni en el sonido atronador, ni el la gorda Rosie, ni en las plataformas que se elevan, ni en la campana monstruosa de Hells Bells, ni en los cañonazos de For Those About to Rock. Eso es cotillón. Necesario, impactante, majestuoso, pero cotillón al fin. Ahí, en cada surco del curtido rostro de Malcolm Young, respira el legado de AC/DC. Ahí, donde no llegan las pantallas, ni la locomotora, ni los fuegos artificiales, se encuentra el espíritu indomable del sucio, viejo y podrido rock and roll. Tuvieron tres largas noches para notarlo. Nosotros, desde aquí, con la garganta rota y el corazón caliente, lo saludamos.


Lista de Temas:
  1. Rock 'n' Roll Train
  2. Hell Ain´t a Bad Place to Be
  3. Back in Black
  4. Big Jack
  5. Dirty Deeds Done Dirt Cheap
  6. Shot Down in Flames
  7. Thunderstruck
  8. Black Ice
  9. The Jack
  10. Hells Bells
  11. Shoot to Thrill
  12. War Machine
  13. Dog Eat Dog
  14. You Shook Me All Night Long
  15. T.N.T.
  16. Whole Lotta Rosie
  17. Let There Be Rock
  18. Highway to Hell
  19. For Those About to Rock (We Salute You)

1 comentarios:

Bastian Von Tunnen dijo...

Guau! Me hiciste caer un lagrimon de la emocion. Increible lo que escribiste y como lo escribiste. Ademas mientras lo leia me acordaba de cada tema y las 20 mil cosas que se me cruzaban por la cabeza ymientras estaba ahi. Y como decis con toda razon, mas alla de todo ese show montado encima, la base es ese rock and roll increible que espero no muera nunca!
Beso grande!

Pd: es una reseña para una revista, posta :)